Thursday, October 23, 2008

Estado Suprareal

[fragmentos de Fabricio Coppernico- Un fraude Cósmico-Una historia real. Publicado por talleres gráficos )el asunto( en diciembre de 2007.]


Estoy demente y de frente, Estoy harto y en un cuarto.
Estallando desde yo. Volviéndome uno, y ninguno.
Soy un hijo de puta que se mueve. Se muere.
Con cada acto. Con cada trabajo.

Estoy alterado y borracho, tengo, y lo sé, que sentar cabeza.
En ciertos momentos exploto, pero es un mal buscado, y odiado.
¡Estoy tratando de decirte algo, che! Ciego con ganas de trascender. Estoy cocinado sí, pero vos estás frito hace rato. Pero acá estamos hablando de mí. Y de mi puto ego que no para de crecer.
¡Oíme!, estoy pidiéndote algo. ¡Oíme!, estoy gritando. Estoy tratando de decir algo. Algo real y concreto. Soy un loco sin control. Soy un muerto con ganas de vivir. Estoy hecho de un color. De un solo color. No tengo niveles, ni estructuras. Soy eso que vos no.
¡Soy yo mi yo! Algo como un poder. Con un poder. Una vida me falta. Pero resulta que estoy yo. En yo. Un mal no casual. Un hombre con un nombre. Y estoy jodido, y jodiendo, lo sé. Espero me sepan entender. Y padecer. Soy algo atrapado en Mí. Soy yo. Otra cosa.

Perdón y Gracias.
Fabricio Coppernico

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Este texto fue publicado por el diario "la providencia" en la sección de poesías, pero Coppernico lo había enviado a un amigo
redactor ya que no tenia a nadie mas, en un momento de crisis como un pedido de ayuda, y creía, esto lo dijo tiempo después,
no ver ningún valor estético en él.

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Antes me permito unas lineas:


Esto es la condescendencia de un hombre nuevo.
Entre su iniciación, gran entramado de cosas, el intelecto, la mujer, el mundo, las fuerzas sutiles, el maestro, su escritura, el cine, la música, es decir, entre la información que absorbe y los pasajes que devienen de lo alto.
Esta es la historia de un hombre ahogado en su propia mirada. Un único camino pálido frente a su mirada pasiva, (pasiva para la mirada poco atenta), se desprende un glorioso laberinto de pastizales bien verdes, y algunos tréboles, que engaña a la víctima. La envuelve cual niño tras un dulce.
Víctima y victimario es. Es él, el mismo verdugo que se cuelga en la horca de la obsesión eterna en forma de mujer y muerte. Él muerde el anzuelo y mastica su propia carne dura y agria de la soledad de sus días.

Es el mundo que lo asecha, ella, él mismo.
Pero después de una gran y compleja trama hay una luz, la tarea es poder divisarla.


Fransisco Culp. de 2003 a 2007.

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